La salud en Venezuela
la mirada del experto

1
Entrevista *
“Hablar de la crisis de la salud es una impropiedad semántica”
  • Dr. Gustavo Villasmil
2

Dr. Gustavo Villasmil

Médico cirujano, especialista clínico en medicina interna, con experiencia en medicina clínica, prehospitalaria y de urgencias. Especialista en higiene y seguridad industrial, con experiencia en la industria petrolera. Planificador y gestor de alto nivel en materia sanitaria. Docente universitario en las materias de Clínica Médica, Gestión Sanitaria y Ciencias Políticas enfocadas al campo sanitario.

¿Por qué los hospitales están llenos de jóvenes con fracturas esperando por clavos y prótesis? ¿Por qué estamos viendo nuevos brotes de malaria? ¿Por qué los niños están presentando anemia? Más allá de lo que se denomina “crisis” de la salud, lo que se evidencia actualmente en el país es un deterioro de las condiciones de sanidad

Gustavo Villasmil, médico cirujano especialista en medicina interna, especialista y magíster en gerencia de servicios de salud y en gerencia pública, explica que hay dos aspectos que revisar en paralelo cuando se habla de la situación de la salud en el país. El primero está relacionado con las condiciones prepatogénicas, es decir, “el caldo de cultivo del cual emergen más o menos personas enfermas”. En Venezuela, no hay análisis del tema que no parta por hacer una revisión de ese entorno. Un entorno marcado por la ausencia de sanidad. “Se habla de la situación de la salud en Venezuela, de la crisis del sistema de salud y eso es una impropiedad semántica. Hay que hablar de la crisis de la sanidad, porque a través de la sanidad y sus instituciones, arribamos al estado ansiado de salud”. Lo afirma un profesional con treinta años de experiencia, una larga trayectoria al servicio de la salud pública, docente universitario, quien hasta hace poco se desempeñó como secretario de salud del estado Miranda.

El 25% de la población ingiere una o quizás dos comidas al día, nunca tres. Y solo el 6% ingiere cárnicos, fuentes de proteínas.

Y para ilustrar el problema, comienza suministrando cifras sobre el tema nutricional. “Según la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi, 2015), el 25% de la población ingiere una o quizás dos comidas al día, nunca tres. Y solo el 6% ingiere cárnicos, fuentes de proteínas”. De acuerdo con los resultados de una reciente encuesta realizada en las escuelas de la gobernación del estado Miranda, el “20% de los niños tienen expresión química de desnutrición proteico-calórica, pesan o miden menos de lo que debieran para la edad que tienen y el 12% tiene anemia clínica”.

“Otra expresión dramática en ese contexto prepatogénico del cual surgen enfermos, tiene que ver con las enfermedades transmisibles por mosquitos”. Se estima que Venezuela concluya el año 2016 con más de 200 mil casos de malaria, el año 2015 cerró con 136 mil. En la primera mitad de los años sesenta, no llegaba a 2 mil casos de malaria en las zonas apartadas de las ciudades. Los casos nuevos de dengue se han incrementado en un 10 y 15% interanual en el país, desde hace veinte años. Y se puede estar arribando al millón de casos de zika este año en Venezuela.

Una tercera situación sanitaria surge del entorno de violencia que vive Venezuela. “La primera causa de muerte son las enfermedades cardiovasculares, la segunda es el cáncer y la tercera son los politraumas. En algunos estados y grupos etarios –varones entre 15 y 45 años– la primera causa de muerte son los tiros”.

Estas condiciones prepatogénicas responden las interrogantes iniciales. “Los jóvenes con fracturas esperando clavos y prótesis carísimas que no aparecen, es lo que nos ha dejado la expresión del mototaxismo o de la delincuencia violenta. La malaria es la expresión de una epidemia que hace de Tumeremo, en el municipio Sifontes del estado Bolívar –adonde la gente se traslada para buscar trabajo en la minería ilegal– el origen de más de la mitad de los casos que se generan en Venezuela. La anemia es una expresión de orden carencial, derivada de tener la inflación más alta del mundo, más de la mitad de la población económicamente activa con ingresos, a lo sumo, de un salario mínimo que está muy por debajo de la canasta básica”.

¿Qué ocurre con el sistema de atención médica?

A partir de la primera reflexión sobre lo prepatogénico, es posible caracterizar el sistema de atención médica, cuya operación, en opinión de Villasmil, se sostiene sobre cuatro elementos: infraestructura, recurso humano, tecnología y logística de suministros. “Basta que falle uno de estos sistemas para que la operación se venga abajo. No nos puede extrañar lo que está pasando en Venezuela porque están fallando los cuatro y en simultáneo. Y están fallando a un nivel nunca visto desde la fundación de la sanidad pública en Venezuela que data de 1936”.

Al abordar el tema de infraestructura, Villasmil recuerda que el Hospital Domingo Luciani es el último hospital construido en Caracas. Desde ese momento (1987) no se ha levantado una cama hospitalaria más. Para continuar con las referencias históricas señala que, en 1964, en un país de 8 millones de habitantes, había 30 camas por cada 10 mil habitantes. Hoy no llegan a 12 mil camas operativas. La estructura sigue siendo la misma, pero la población se ha multiplicado por más de tres. El déficit de camas hospitalarias asciende a 40 mil unidades, lo que significa que se tendrían que estar construyendo 33 hospitales del tamaño del Hospital Universitario de Caracas (con una capacidad de 1.200 camas).

entre el 85 y 95% de la tecnología de imágenes médicas (radiografías y tomografías) están inoperativas en los hospitales públicos venezolanos.

Hablar de las carencias en infraestructura permite conectar con el tema del recurso humano. Suponiendo que se construyeran estos hospitales, se necesitarían 120 mil profesionales de la salud, entre médicos, enfermeras, bioanalistas.

“El tema del capital humano es un drama en Venezuela”. Según datos de la Federación Médica Venezolana se han ido del país alrededor de 15 mil médicos. Para Villasmil, esta es una cuenta conservadora porque considera que está por el orden de los 20 mil. “Estamos hablando de la pérdida de la producción médica de todas las facultades de medicina del país de una década”.

Para complementar la información sobre el tema, cita la publicación del profesor Tomás Páez, La voz de la diáspora venezolana, resultado de un estudio que documenta el éxodo de 1,6 millones de venezolanos fuera del país. Lo que significa casi el 5% de la población, de los cuales 54% tiene titulación universitaria, la mitad tiene títulos de tercer y cuarto nivel, edad promedio 32 años, 82% perfectamente bilingües. “Es innegable el daño que se nos está infligiendo como país en términos de capital humano, es un daño de efectos de una generación a otra”.

En el aspecto tecnológico, señala que entre el 85 y 95% de la tecnología de imágenes médicas (radiografías y tomografías) están inoperativas en los hospitales públicos venezolanos. “Me refiero solo a las tecnologías médicas, no te estoy hablando de cuántos hospitales tienen acceso a internet, sistemas de historias médicas electrónicas, etc. Estamos hablando de un hospital donde tienen que subir al hombro a un paciente cuando va al quirófano porque no hay ascensor”.

Finalmente, está el tema de la logística de los suministros que actualmente es apremiante. Un reciente estudio desarrollado por la asociación civil Convite, en los distintos municipios del área metropolitana de Caracas, revela un alto índice de escasez de medicamentos. En el caso de los medicamentos para el tratamiento de la hipertensión, está por el orden del 98% y en el caso de la diabetes, por el 86%.

“Estamos ante un drama espantoso”, concluye Villasmil. Alguien pudiera pensar que se está exagerando, pero los números son inobjetables. Uno muy revelador está publicado en la Memoria y Cuenta de Ministerio del Poder Popular para la Salud. En este documento se señala que la proporción de muertes sobre altas hospitalarias asciende a 31,12%. Lo que equivaldría a decir que uno de cada 3 pacientes que entra a un hospital público venezolano egresa muerto.

¿Por dónde empezar?

“Vamos a recoger los pedazos de lo que alguna vez fuimos y vamos a volverlos a juntar para entonces, desde una plataforma mínima, repensarnos como sanidad pública. Evidentemente, tenemos que repensarnos como país y como sociedad”, dice Villasmil y plantea unas propuestas.

Estas propuestas se orientan en dos direcciones. Una de acción inmediata, esbozada a noventa o cien días, para mitigar la grave situación: levantar en cada capital de estado, con tratamiento especial a las áreas metropolitanas complejas, una sala de urgencias, un área de cuidados intensivos y un conjunto de quirófanos de primer mundo. Sobre esta última iniciativa, Villasmil hace un alto para señalar que la lista de espera de intervenciones quirúrgicas en el país supera las 400 mil personas. La idea es elaborar esta lista por estado y que cada gobierno estadal asuma la responsabilidad de gestionarla y reducirla, entendiendo que algunos casos de patologías complejas deberán atenderse en Caracas o incluso fuera del país.

“Vamos a recoger los pedazos de lo que alguna vez fuimos y vamos a volverlos a juntar para entonces, desde una plataforma mínima, repensarnos como sanidad pública. Evidentemente, tenemos que repensarnos como país y como sociedad”

La segunda propuesta apunta a soluciones de fondo en tres vertientes. Una primera vertiente política que se refiere a la “federación sanitaria”, en la cual cada estado asume y resuelve sus asuntos en el tema de salud. Una segunda, económica, que concibe al estado como último pagador. Y una tercera vertiente, de carácter administrativa-gerencial, que posibilite un espacio para la celebración de alianzas público-privadas para complementar las estructuras de servicios u ofertas de paquetes de servicio de una complejidad que el Estado no puede satisfacer. “Estos son los tres elementos para que a futuro podamos recuperar y replantearnos desde lo que alguna vez fuimos, pero también a la luz de las nuevas tendencias de la gerencia sanitaria en el mundo”.

En opinión de Villasmil, todos estos elementos deben tener un eje transversal que es fundamental en la Venezuela de hoy: la eficiencia como mandato ético. Y apunta un dato sobre el tema: el Ministerio del Poder Popular para la Salud tiene unas estadísticas correspondientes al año 2011 que revelan una nómina de más de 400 mil personas. “Estamos hablando del 15% de toda la nómina pública venezolana y, de ese grupo de personas, solo una tercera parte tiene titulación profesional universitaria, es decir, uno de cada tres. ¿Y los otros? ¿Qué se espera de una institución médica? Que se contraten médicos, bioanalistas, enfermeras. Tenemos servicios hospitalarios públicos que tienen más secretarias que cirujanos. Es como que si tuvieras una orquesta con más choferes que músicos. Eso pasa en la sanidad venezolana y distrae muchos recursos, recursos que necesitamos. Vamos a llamar a la opinión pública y vamos a plantear ese debate al seno de la sociedad.”

*Entrevista realizada en junio de 2016

Cómo lo hacemos
Fundación Empresas Polar

1
Programa de donaciones
¿Cómo ayudamos?
  • Laura Díaz
  • Gerente de Programas Institucionales
2

Laura Díaz

Industriólogo (1995), especialista en RRHH (2006), ambos títulos obtenidos en la Universidad Católica Andrés Bello. 12 años de experiencia profesional en Empresas Polar; los primeros seis años en el área de recursos humanos de la organización y desde el año 2009 en Fundación Empresas Polar. Actualmente se desempeña como gerente de Programas Institucionales de la fundación, entre cuyas responsabilidades se encuentran la producción editorial, el programa de donaciones y la generación y mantenimiento de alianzas.

“El basamento filosófico sobre el que descansa nuestra gestión lo heredamos de nuestros fundadores y de su altísima solidaridad social con las poblaciones más vulnerables, así como en la certeza de que la salud es piedra angular en el fortalecimiento y desarrollo del país. En el equipo, nos mueve y motiva pensar que con nuestro trabajo podemos mejorar la salud de muchos venezolanos.”

“La Fundación tiene por objeto contribuir al desarrollo social del país, en las áreas de educación, cultura, salud y recreación (…) apoyar y promover instituciones que tengan por finalidad principal realizar actos de beneficio o protección social”

Acta Constitutiva de Fundación Polar. Caracas, 13 de abril de 1977.
Capítulo I, cláusula tercera.

Desde el momento mismo de su creación, Fundación Empresas Polar ha subsidiado un programa de donaciones en salud, que se ha mantenido de manera ininterrumpida hasta hoy. En aquel momento, se constituyó con el propósito de prestar ayuda y atender las necesidades más urgentes de personas que padecían enfermedades severas de distinta naturaleza. Hoy en día, luego de estratégicas revisiones, atiende a venezolanos que padecen enfermedades cardiovasculares y cáncer. La razón de que esto sea así, es posible que salte a la vista: ambos padecimientos se caracterizan por tener diagnósticos y tratamientos costosos y poco accesibles para los pacientes, y adicionalmente, y lo que mayor importancia reviste, son los responsables del mayor número de muertes entre los venezolanos.

El basamento filosófico sobre el que descansa nuestra gestión lo heredamos de nuestros fundadores y de su altísima solidaridad social con las poblaciones más vulnerables, así como en la certeza de que la salud es piedra angular en el fortalecimiento y desarrollo del país. En el equipo, nos mueve y motiva pensar que con nuestro trabajo podemos mejorar la salud de muchos venezolanos. Esa es nuestra razón de existir.

Atendemos a todos

Fieles al mandato de nuestros fundadores y a nuestra filosofía empresarial, la Coordinación de Donaciones atiende todas las solicitudes que son recibidas, tanto en nuestra sede de Los Cortijos de Lourdes en Caracas, como las que nos hacen llegar desde las instalaciones más importantes de Empresas Polar en el resto del país, sea o no el foco declarado. El equipo de trabajadores sociales de dicha coordinación analiza cada caso, con la mística y dedicación que corresponde, y atiende con enorme sentido humano a cada paciente, con la empatía como constante en su accionar. Aquellos casos que por su naturaleza no podemos atender, son remitidos a otras instituciones o fundaciones con las que compartimos nuestra preocupación por la salud de los venezolanos y de las que nos reconocemos como aliados.

Este fondo existe para ayudar a mejorar la salud de los venezolanos o alcanzar el mayor nivel de bienestar en salud posible y nuestras prácticas están alineadas con ese deseo.

En la coordinación recibimos casos y solicitudes de todos los estados del país: nos apoyamos en la muy eficiente red de distribución de los negocios de Empresas Polar y de las diferentes instalaciones que la fundación tiene en algunos estados del país, tanto para recibir como para hacer llegar nuestra ayuda a los solicitantes que no se encuentran en Caracas, o les es complicado acceder a nuestras oficinas.

¿Cómo ayudamos?

Las necesidades en salud de los venezolanos son infinitas, pero los recursos son finitos, es por ello que en la fundación nuestra práctica está determinada por algunos lineamientos cuya aplicación redunda en la optimización de los recursos asignados por nuestra Junta Directiva.

Entendemos que este fondo existe para ayudar a mejorar la salud de los venezolanos o alcanzar el mayor nivel de bienestar en salud posible y nuestras prácticas están alineadas con ese deseo.

Apoyamos con aportes parciales, es decir, solo en casos muy particulares, otorgamos ayudas por la totalidad del presupuesto, movidos por la intención de “ayudar en algo a muchos”. Contribuimos con cualesquiera de las acciones del hecho médico de un paciente: desde exámenes médicos de despistaje o diagnóstico, intervenciones quirúrgicas, material médico quirúrgico y tratamientos.

Cada solicitud se atiende y considera en su particularidad, es recibida y analizada por un equipo de trabajadoras sociales que orientan al paciente desde que su solicitud llega a la fundación, hasta que se materializa la ayuda. Como apoyo al equipo de trabajadoras sociales, existe un comité de donaciones, que interviene en casos específicos y es custodio de velar por la aplicación de las políticas, así como un equipo de expertos médicos que nos asesoran y ayudan en casos poco comunes o que requieren un análisis médico específico.

Es muy importante también comentar otro tipo de donaciones que se otorgan desde la coordinación, y son aquellas que, por su naturaleza y beneficiario final, llamamos donaciones institucionales. Con ellas materializamos aportes no solo en el área de salud, sino también a instituciones educativas o científicas, en el entendido de que dicha ayuda, usualmente de equipos especializados o para el mejoramiento de infraestructura, potenciará la función y la gestión de generación de nuevos conocimientos y complementará el hecho educativo.

Durante todo el año llegan a la fundación múltiples solicitudes de este tipo, y son analizadas por un comité de donaciones que examina cada caso en particular y, previa revisión presupuestaria, decide cuáles instituciones favorecer según las características de la solicitud: número de personas que se beneficiarán, trayectoria, seriedad y tradición de la organización solicitante, entre otros.

Hablamos con Venezuela

Casi 40 años contribuyendo con la salud de los venezolanos, ha redundado en la generación de un conocimiento que hemos capitalizado en pro de los pacientes que atendemos, y que tiene que ver con la sensibilidad de conocer, a través de las solicitudes recibidas, el acontecer de la salud en Venezuela: el volumen de solicitudes y las donaciones que damos en consecuencia, contienen información relevante que nos permite anticiparnos o predecir un posible flujo de solicitudes en uno u otro sentido. Es así como cuando un paciente tiene dificultades para conseguir un medicamento que otorga el sistema de salud público para su tratamiento, de manera inmediata y lineal nos percatamos de esa ausencia, ya que esas necesidades se desvían y son atendidas por las otras instituciones que tenemos a la salud como foco.

En el mismo orden de ideas, y determinado por la situación del país, en la coordinación atendemos solicitudes dentro de la especialidad de traumatología, motivados por la necesidad sentida y creciente de pacientes con padecimientos generados por accidentes de tránsito, específicamente motorizados, que por sus condiciones de alta vulnerabilidad están expuestos a graves daños. Movidos por nuestro olfato y basados en nuestro deseo de mejorar la salud de los venezolanos, no nos pudimos mantener de espalda a esta realidad, y comenzamos a atenderla; es así como casos traumatológicamente muy graves son apoyados por nuestro programa.